Translator/Traductor:

-Injertos de Microchips en Humanos contra la depresión-


Para aquellas personas que sufren de depresión psíquica profunda y los tratamientos farmacológicos no les surten ningún efecto Cyberonics, una empresa estadounidense, está a punto de empezar a comercializar un microchip cerebral contra la depresión crónica. El mecanismo de este sofisticado chip utiliza electrodos implantados en el cuello, mientras que una pila se inserta en el pecho o en el interior del brazo y, desde allí, envía impulsos eléctricos al minielectrodo, cada uno de 30 segundos, a intervalos de 5 minutos durante 24 horas. Si bien todavía falta que este sistema sea aprobado por la Food and Drug Administration - organismo encargado de aprobar la comercialización de las medicinas en los EE.UU:- luego de un acalorado debate, un comité de expertos ya manifestó su acuerdo. El microchip es muy similar al que se está utilizando desde 1997 para tratar a las personas que padecen epilepsia. Se sirve de una técnica llamada vagus nerve stimulation, para activar regiones cerebrales relacionadas con el estado de ánimo. A pesar de que los resultados de los estudios dieron una leve mejoría en las personas que padecen depresión, el argumento de los creadores del producto se impuso: "Cada mes que pasa un millar de pacientes se suicidan por sufrir una depresión intolerable, sólo en las últimas dos horas y media perdimos cuatro seres humanos por este motivo”, afirmó el psiquiatra John Rush. “No hay tiempo para otro experimento. El implante funciona y no tiene efectos colaterales", agregó. México da el puntapié, América latina también vive la tecnología para otras funciones.

El ministro de Justicia de México y otros altos funcionarios de ese país se hicieron colocar chips en sus brazos para que en caso de ser secuestrados sirvan de dispositivo de identificación y mecanismo de rastreo. El secretario de Justicia mexicano Rafael Macedo de la Concha reveló que chips similares que no se pueden extraer fueron insertados debajo de la piel de importantes miembros del personal de su oficina, así como en 160 empleados de una nueva y moderna base de datos criminal. Los microchips antisecuestro son parte ya de la mitología criminal en México, en donde las empresas de seguridad internacionales calculan que hay unos 3.000 secuestros por año. En línea con estos dos casos concretos y más cerca de la ciencia ficción, el injerto de un microchip en el cuerpo humano es tarea de análisis desde hace más de 10 años. Se han hecho pruebas en presos para su rastreo ante una eventual huida, pero particularmente éste es un caso donde quien porta el chip nunca fue consultado y mucho menos tomó la decisión de hacerlo. Ahora es diferente. Quien quiera ser visto, seguido, monitoreado y sentirse más seguro puede hacerlo. Las primeras versiones que se comercializan de los chips para seres humanos guardan relación con la seguridad.

Pero como todo avance tecnológico las derivaciones y funciones pueden ser diversas y muy amplias. Estos primeros microchips que inauguran una nueva dimensión de la realidad, funcionan exactamente igual que los que se insertan en los automóviles ya que envía una señal constante a un satélite que monitorea las 24 horas su movimiento. Sin embargo cabe preguntarse si estos microchips pueden modificar el comportamiento del portador, ya sea de manera voluntaria (con un chip inteligente) o bien de manera involuntaria (cambiando la conducta de la persona sabiendo que es portador de un chip). Así por ejemplo, las empresas podrán disputarse el negocio más importante que conocen: la conducta del consumidor. Veamos. No es ilógico pensar que una persona que actualmente tiene injertado un chip tiene un comportamiento diferente: visita diferentes lugares, permanece otra cantidad de tiempo, vive en espacios distintos, tiene miedo de sufrir un robo o un secuestro y su comportamiento cambia. Asimismo, el desarrollo de un chip inteligente que modifique voluntariamente la conducta de una persona es algo nos muy exagerado de pensar. Si hay ensayos sobre el control de la depresión, tal vez una salida a esa depresión o a otros problemas pueda ser acercarse a un comercio para comprar tal o cual producto. La gran virtud y desventaja a la vez que presentan estos dispositivos es que no se pueden rastrear y prácticamente no se puede extraer del cuerpo. Si se quiere eliminarlo, se deberá tener el consentimiento de una o varias personas autorizada (como forma de clave de acceso) que hará ejecutar una función de autodestrucción orgánica del chip. De esta manera no quedarán daños físicas del injerto aunque no se sabe si habrá lesiones en el intelecto o bien cambios en la conducta.

0 Response to "-Injertos de Microchips en Humanos contra la depresión-"